Al final ayer no pude comentar lo que había sucedido con el experimento, pero lo publico hoy; decidí hacerlo con un camarero ya que si lo hubiera hecho con un amigo, no habría tenido sentido pues la empatía que un amigo siente hacia mí, no es la misma que la de un conocido, que se puede preocupar algo, pero realmente no le importa lo que me pase.
Y eso fue lo que ocurrió:
todos tenemos esquemas mentales que son compartidos por el conjunto de la sociedad, y que nos ayudan a comportarnos en las distintas situaciones que nos suceden a diario. El problema ocurre cuando uno de esos esquemas compartidos no sucede como debería ser. Es decir, cuando te encuentras con alguien conocido y con el que no tienes una gran amistad, lo normal es que le preguntes ¿Cómo estas?, o ¿Què tal te encuentras?, y la mayoría de las veces se responde que bien, tirando, aquí estamos... No es muy normal a alguien que no ves muy a menudo saludarle diciendole que todo te va mal y que el mundo es un asco. Lo normal es que, aunque todo le vaya mal, te diga cortesmente que bien, tirando etc. Pues eso es lo que yo he hecho hoy.
Cuando he ido a desayunar como hago siempre que salgo de trabajar al bar que tengo debajo de casa a las 7 de la mañana, a la pregunta del camarero cuando me ha visto de ¿hey que tal todo?, en lugar de lo que él se esperaba que le dijera, le he contestado lo siguiente:
- Hola Rubén, pues mira la verdad es que mal, muy mal (cuando ha oído esto ya se ha puesto tenso y a la defensiva ya que no se esperaba esa contestación), hemos tenido unos clientes pesados en el hotel que no les gustaba nada y al final, después de poner una reclamación se han marchado; luego mi compañero se ha caído por las escaleras y se ha tenido que ir a urgencias porque le dolía el pié, por lo que me he tenido que quedar solo el resto de la noche, (el hombre ya no sabía dionde meterse y por su expresión parecía que hoy a nadie más le iba a hacer la misma pregunta), después de ahcer el cierre, se ha roto una tubería y he tenido que cortar el agua general de todo el edificio y al final he terminado con un dolor en estómago de la úlcera que me estaba matando. Así que ya ves como estoy.
El pobre Rubén no sabía que contestar ya que no le conozco lo suficiente como para darle tanta información negativa en tan poco tiempo.
Después, cuando ya se lo he contado, nos hemos reído y lo hemos comentado un poco, pero el pobre lo ha pasado, por lo que me ha comentado, muy mal, ya que no quería ni por asomo tener que, a las 7 de la mañana ponerse a dar ánimos, - ya tengo bastante con lo mío me decía él.
Un poco lo que hubiera pasado en Camera Café si todos de repente hubiesen decidido ser sinceros y decirse lo que piensan de cada uno de ellos. Se puede hacer, claro que se puede hacer, pero no es lo esperado por el resto de integrantes de la comunidad.
1 comentario:
José Luis, muchas gracias por comentarnos tu "experimento". Has vivido en primera persona las consecuencias de no actuar según lo que espera nuestro interlocutor... Una demostración de la importancia de los esquemas mentales en vivo y en directo. :-)
Un saludo,
José
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